Nacho Blanco es un cántabro criado en la comarca de Liébana que soñaba con ser actor de Hollywood. En un inesperado giro de guión resultó que su propia vida se convirtió en una película. Acabó viviendo en el violento Bronx de los años 80 donde tuvo que aprender a sobrevivir en medio de bandas callejeras, sicarios y peligrosos traficantes de drogas y armas.

Era también la época dorada de la música latina en el barrio y Nacho frecuentaba a músicos como Tito Puente, Olga Guillot, Eddie Palmieri o Celia Cruz. Hasta llegó a cenar una noche con Al Pacino.

Lo que tantas veces hemos visto reflejado en el cine, la dura vida del Bronx, para Nacho fue su realidad, día tras día.

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