La guerra es el único fenómeno humano en el que todos son víctimas, todos pierden, todos terminan infelices, decía el maestro Kapuscinsky.

 Joaquín Sánchez Mariño, periodista argentino, ha vuelto a casa triste después de cubrir durante 40 días la invasión de Ucrania. Reconoce que la guerra le ha dejado un vacío, una angustia permanente, una sombra con la que está tratando de lidiar.

 Pero Joaquín, incluso con esa sombra, está lleno de una luz muy especial, la misma que ilumina sus crónicas y sus reflexiones.

 Por esta razón me gusta su trabajo y me gusta escucharle. Y por eso he querido conversar con él, porque es un hombre brillante, sensible, un periodista que se cuestiona constantemente su trabajo, un anti-heroe muy alejado de algunos estereotipos que acompañan a los corresponsales de guerra.